Culantrillo

El culantrillo de pozo (Adiantum capillus veneris) es una subespecie de la variada familia de helechos “Polipodidaceas”. Es una planta originaria del oeste y sur de Europa, aunque también se le puede encontrar en centroamérica y norteamérica.  Uno de sus nombre comúnes más populares es «Cabello de Venus», debido a las comparaciones que se hacen entre su aspecto y la cabellera de una hermosa mujer. Se desarrolla en zonas obscuras y humedas, de allí proviene su nombre: es una planta que podríamos encontrar idealmente en pozos de agua.

Al igual que todos los helechos, el culantrillo es una planta que desarrolla un sistema de rizomas (equivalente a las raíces), no posee flores, y en su lugar, se reproduce a través de esporas. El culantrillo es un helecho que crece casi al ras del suelo, pudiendo alcanzar alturas de unos 30-40 centímetros. El cuerpo de la planta carece de vellosidades y posee un color café obscuro.

Para fines medicinales se colecta toda la parte expuesta de la plana: follaje y frondes. No existen a la fecha estudios extensos sobre su composición y posibles usos. Se sabe que contiene sustancias tánicas, sustancias mucilaginosas y ácido gálico.

Propiedades terapéuticas

Se le conocen pocos usos a la planta, por lo general se le suele ver como planta de ornato. La esencia de la planta posee un aroma agradable,

Debido al bello aspecto de sus ramificaciones, los cuales se han descrito como “una hermosa cabellera», se solía emplear para evitar la caída del cabello.  Los antiguos griegos mezclaban extractos de esta planta con aceite o vinagre, y se aplicaba en la cabellera. Desafortunadamente el aspecto de la planta no guarda ninguna relación con el cuidado del cabello. Recuerden, lo único que detiene la caída del pelo es el suelo.

Por su composición, posee propiedades antiinflamatorias y expectorantes.

– Se le ha usado como remedio para la tos y otras enfermedades que congestionan las vias respiratorias.
– Para regular las menstruaciones y reducir el sangrado y dolor.

Modo de uso

  • Infusión: Se prepara con 20 gramos de hojas secas que son puestas a hervir en 1 litro de agua. Se puede endulzar con miel para mejorar su sabor. Funciona como expectorante y alivia el dolor de la via respiratoria.
  • Jarabe: Se maceran 30 gramos de hojas en 1/2 litro de agua durante 3 horas. Después se filtra, se coloca en una olla y añade azúcar (o miel) en una proporción 2:1 respecto al agua. Se calienta la mezcla a fuego bajo hasta que al azúcar se diluya, se agita regularmente y una vez se haya diluído por completo se deja enfriar. Ayuda a descongestionar las vias respiratorias y aliviar la inflamación.
  • Pomada: Existen diversas pomadas y ungüentos que se usan como antiinfalamatorios.

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